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Síndrome de dificultad respiratoria neonatal.

El síndrome de dificultad respiratoria, enfermedad de la membrana hialina o SDR en bebés es un cuadro respiratorio agudo que afecta en mucho mayor medida a los bebés prematuros, afectando a entre un 2-3% de los recién nacidos en total y a un 20% de los recién nacidos con un peso menor de 2.5 kg.
El motivo por el que es más frecuente en bebés pretérmino es porque estos tienen unos pulmones inmaduros en cuanto a su anatomía y fisiología. Esta inmadurez hace que el pulmón no sea capaz de realizar un correcto intercambio de gases.
También cobra importancia como causa de la enfermedad la desaparición de una substancia protectora pulmonar llamada surfactante, que ayuda en el intercambio gaseoso impidiendo el colapso de los alvéolos.

Síntomas.

Los síntomas suelen aparecer minutos después del nacer pero también pueden aparecer al cabo de varias horas. En cualquier caso estos síntomas agravarán con el tiempo si no se administra un tratamiento.
Uno de los síntomas más frecuente es la cianosis o la coloración azulada de las mucosas o la piel por un aporte insuficiente de oxígeno a las células. También son frecuentes la apnea o detención de la respiración y la taquipnea, es decir, una frecuencia respiratoria baja.
Los patrones respiratorios que se dan en este síndrome son la respiración rápida y poco profunda con dificultad para realizar la respiración, por lo que se escucharan sonidos roncos al realizar los movimientos respiratorios. Por esta dificultad también se realizarán movimientos extraños a la hora de respirar, como por ejemplo la utilización de la musculatura torácica para respirar.
Otro síntoma muy común es el aleteo nasal.

Diagnóstico.

Las pruebas más frecuentes para diagnosticar el SDR neonatal son la gasometría arterial y la radiografía de tórax. A mayores también se puede realizar una analítica de sangre en el laboratorio para poder descartar la infección como causa de la enfermedad.
  • La radiografía de tórax sirve para observar el estado de los pulmones, que se mostraran opacos de forma difusa a la radiografía. Además también sirven para controlar problemas asociados como enfisemas o neurotórax.
  • La gasometría consiste en una valoración de los niveles de gases arteriales. También sirve para evaluar la gravedad de la enfermedad mediante el índice de osigenación.

Tratamiento.

Los bebés con síndrome respiratorio agudo, a parte de medidas respiratorias, también necesitan un ambiente tranquilo, una temperatura corporal constante e ideal, tratamiento de las infecciones de forma inmediata y una manipulación delicada de líquidos, alimentación y del propio bebé.
OXIGENOTERAPIA.
Los bebés con esta afección reciben oxigenoterapia con oxígeno húmedo y caliente, siempre con vigilia cuidadosa para evitar efectos secundarios graves. Se considera adecuado mantener las presiones de oxígeno entre 50-60 mmHg y se podrá aplicar mediante gafas nasales, mascarillas...
ASISTENCIA RESPIRATORIA.
También puede ser útil emplear ventilación mecánica, aunque se debe evitar por posible daño al tejido pulmonar. La CPAP sirve para evitar el colapso pulmonar y son muy útiles, ya que permiten medir el flujo de oxígeno y adecuarlo a los patrones respiratorios.
La ventilación mecánica solo se utiliza cuando los niveles de dioxído de carbono en sangre son muy altos, es decir, una hipercapnia; cuando hay una hipoxemia o nivel de oxígeno bajo en sangre; cuando se produce una acidez sanguínea porque el pH está bajo o cuando se realizan apneas repetidas.
SURFACTANTE.
La aplicación de surfactante, una substancia protectora del pulmón, a la vía respiratoria del recién nacido produce mejoría rápida y puede aumentar la tasa de supervivencia y una mejor calidad de vida. Hay un 20% de los casos que no responden de forma corrrecta al tratamiento.
Esta substancia se debe administrar lentamente a través de un tubo endotraqueal, utilizando al mismo tiempo la ventilación mecánica.

Referencias.

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